Hoy me he enterado que una persona querida lleva dos meses de baja por depresión.
Mario es un trabajador incansable, un gran viajero y una persona sociable y querida. Su implicación en todo lo que hace es muy alta, quizás excesiva. Un día convoco una reunión en sí empresa y antes de finalizar se marchó. De eso ya han pasado dos meses y tan sólo se sabe que está desconectado del mundo y que no atiende el móvil. Sus amigos y algunos de ellos además compañeros de trabajo, han pasado por muchos estados: desde la sorpresa a la confusión y de ahí a la tristeza. Se le echa de menos.
Casualmente hoy en un master que imparto me han preguntado: ¿Cuándo se pasa de la tristeza a la depresión? ¿Cuándo se sabe que las cosas ya no van bien y que estoy enfermando?
Me preocupa pensar como el ser humano es capaz de estirar hasta los límites sus energías.Me preocupa ver a personas que día tras día se sienten mal y sin saber cuándo ni cómo acaban por entrar en barrena.
En mi trabajo me encuentro con muchas personas a las que admiro enormemente, porque ante situaciones difíciles saben pedir ayuda, saben estirar la mano para que alguien les acompañe en esta parte del camino difícil y pedregoso.
Saben además que el camino es de cada uno, pero que pueden dejarse acompañar y dar pequeños pasos hacia un sendero donde comienza a verse una luz nueva, un calor diferente. En esa parte del camino, cuando seguimos dando pequeños pasitos y aceptamos la tristeza, la rabia, el miedo como emociones naturales y aprendemos de ellas notamos que nuestro cuerpo comienza a tonificarse, nuestra mirada se hace más clara y nuestra voz suena con más fuerza.
Aprende a pedir ayuda aceptando que el camino es tuyo es uno de las mejores aprendizajes de esta vida y sin duda es de personas valientes.
Si te encuentras perdido, atascado, confuso, ansioso……… pide ayuda y acepta además que quien tiene que dar pasos para encontrar esa luz nueva eres tú.
Cuando sientas que todo está fatal piensa que tan sólo es un estado y que igual que tu cuerpo conoce el dolor también conoce la alegría.
Cuanto más aceptes cada una de las emociones más aprenderás de ellas y antes darás un paso hacia adelante. Y cuando pase un tiempo y mires atrás te darás cuenta de todo lo que esas experiencias dolorosas te han aportado y fortalecido.
Todos tenemos los recursos para gestionar lo que la vida nos traiga.
Tú también Mario.
María Olarte.